sábado, 18 de febrero de 2012

EL ORIGEN


Para explicar el origen de esta crisis, que ya he nombrado como “sistémica” (de cambio de sistema), me situaré en los comienzos de nuestro sistema económico: el capitalismo. Es una ideología que en sus principios se basó en el libre mercado. Economistas como Adam Smith (1723- 1790) comenzaron a seguir ese tipo de corriente que se denominó neoclásico. 

Tenía unas características principales, como el mínimo intervencionismo del Estado, dejando así el control total del mercado en manos de la empresa privada. Por ejemplo, en un momento de crisis como el actual, la empresa privada se encargaría de estabilizar nuevamente el mercado, bajando el salario de los empleados los cuales estarían dispuestos a que se lo bajasen, obteniendo así un factor trabajo más barato y, por tanto, más beneficio. A la larga este modelo no fue factible, ya que provocaba un descontento general en los trabajadores que vivían en muy malas condiciones. 

El capitalismo empieza a friccionarse, pero en ese momento surge una nueva corriente con el objetivo de “reparar” lo que las teorías neoclásicas habían roto. El keynesianismo, impulsado por el economista británico John Maynard Keynes (1883-1946). 

Esta corriente se basa en el intervencionismo del Estado para estimular la demanda, que es la base de toda economía. Rompía con la antigua corriente que defendía que la oferta (la cantidad de producto que se ofrece al público) genera su propia demanda, de ahí surgió la idea de que las empresas privadas controlasen el mercado. Pero Keynes pensaba lo contrario: “La demanda genera la oferta, porque sin demanda no hay oferta”. Por consiguiente, el Estado en momentos de crisis tiene que intervenir fomentando la demanda a través de las obras públicas o bajando el tipo de interés que dan los bancos cuando les pides un préstamo. Keynes dijo una frase muy famosa: “A largo plazo todos mueren, hay que actuar a corto plazo”. Se refería a que cuando hay problemas en un país se debe intervenir lo antes posible y no esperar a que el mercado se arregle solo, aunque sea a costa del déficit público, es decir, pérdidas del Estado. Además, el Estado tiene que proporcionar a la población todo lo que la empresa privada no le proporciona, como pueden ser la sanidad o la educación. 

Cabe decir, que este pensamiento lo podemos situar entre la primera y la segunda Guerra Mundial, un período en el que habían unas tasas de paro nunca vistas junto con un nivel de vida infrahumano, además se produjo el Crack del 29 el cual produjo una crisis a nivel mundial. 

El capitalismo volvía a flaquear, a raíz de esto se creó el denominado Estado del Bienestar o en Estados Unidos “Walfare State” que fue el lugar donde se creó primero. Los fundamentos de este tipo de Estado residen en las teorías de Keynes, y su principal objetivo es el del pleno empleo, gracias al intervencionismo del sector público. 

Después de la Segunda Guerra Mundial hubieron dos países que pasaron a dominar el mundo: Estados Unidos y La Unión Soviética (la Rusia actual). 

Keynes intentó crear un organismo que regulara el mercado, ya que las economías de la mayoría de los países estaban desestabilizadas a causa de la guerra. Era beneficioso para Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero Estados Unidos con su afán de concentrar el poder, se negó a colaborar en este organismo y creó uno que defendería básicamente los intereses de los americanos. Éste, no hizo ni mucho menos el efecto esperado. 

Por esos años se creó también un organismo a nivel europeo: la Unión Europea. Que promovía la unión y la cooperación entre los países de Europa, para hacer frente al monopolio o control del mercado, que habían creado los Estados Unidos. 

Los años 70 dieron paso a la denominada crisis del petróleo. Al ser la fuente principal de energía, provocó un aumento de los precios descomunal. Cuando la materia primera que es utilizada en la producción de cualquier producto es más cara, encarece el producto final, eso es lo que llamamos valor añadido, que es el valor de lo que te ha costado hacer el producto el cual de suma al producto final. Económicamente hablando. 

Se había buscado el pleno empleo, pero los recursos utilizados comenzaban a agotarse. Esto se resume en que no disponemos de los suficientes recursos para obtener ese pleno empleo buscado por el Estado del Bienestar. 

El sistema capitalista vuelve a flaquear. 

Entonces es cuando los Estados comienzan a intervenir en la economía aún más, bajando el tipo de interés, subvencionando empresas, aumentando las obras públicas, devaluando su moneda para aumentar las exportaciones, para no caer en la más profunda depresión.
Y esto es algo que seguirán haciendo hasta las fechas actuales. 

Es evidente que el sistema económico llega a su fin, a lo largo de los años se ha ido desgastando y llega un momento en que no da más de sí.

Se podría comparar con una pieza de ropa, que se te va rompiendo y tú le vas haciendo enmiendas y enmiendas. Llega un momento que cada vez que la usas se te rompe. Ha llegado al final de su vida útil. 

No es culpa de las entidades financieras ni de nadie, es más, ellas han sido las que han mantenido el capitalismo a lo largo de los últimos años. Tan sólo es culpa del propio que ya ha llegado a su fin. Habrá de plantearse otro tipo de sistema económico, con nuevos objetivos, a partir del análisis de la situación actual y pasada para no cometer los mismos errores. 

Ahora lo que haré posteriormente será publicar un análisis de la situación en la que se encuentra la economía actual. Y, a partir de éste y el del pasado, plantearé un posible sistema que podría ser la solución al actual. 

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